Uno de los problemas sociales más urgentes y diariamente señalados es la despoblación en el medio rural. Pero tratar de remediarlo y aportar soluciones realistas, más allá de frases sobadas y manidas hasta la saciedad es harina de otro costal. Hacemos nuestra la famosa frase de Robert de Niro: Si no eres parte de la solución eres parte del problema. Y si no eres ninguna de las dos cosas entonces eres parte del paisaje.
¿Cuál es la fórmula para combatir la despoblación rural? He aquí la pregunta del millón. La respuesta no es sencilla, pero sí tenemos claros dos aspectos que pueden aportar soluciones para consolidar una población joven en el medio rural. Por un lado, la educación más adaptada a las necesidades reales de este entorno y por otro lado, un empleo accesible a la población más joven. Teniendo en cuenta que este último ingrediente es básico para el desarrollo de cualquier comunidad, se hace más patente la necesidad de cambiar la forma en la que lo percibimos, y que tanto las personas jóvenes como la educación tienen mucho que ver con él.
Solemos pensar al hablar del binomio jóvenes-ruralidad que lo importante es salir del pueblo para volver a él con la mochila llena. Entendemos por supuesto que, estudiar una carrera, ir a la universidad, y conocer la vida en la ciudad, puede enriquecer mucho el desarrollo personal y aporta grandes enseñanzas para la realización de las personas pero, ¿Qué pasa con los y las jóvenes que deciden quedarse en el pueblo? Quizá para estas personas, la Formación Profesional sea una de las mejores opciones para desarrollar una carrera profesional mucho más práctica y más adaptada no solo a sus gustos, sino también al entorno que les rodea.
Desde UNEFA nos hemos centrado desde nuestros orígenes en el empleo, la educación y las personas jóvenes del medio rural en España a través de la formación en alternancia, mientras que a su vez conseguimos dar soluciones de forma transversal a otros problemas sociales y ambientales del territorio. A través de nuestros ciclos de Formación Profesional, Certificados de Profesionalidad, cursos especializados y otras iniciativas, buscamos capacitar personal y profesionalmente a jóvenes estudiantes procedentes del ámbito rural y darles a conocer el mercado laboral mientras se convierten en agentes de cambio transformadores de la realidad de su entorno.
Según la proyección del trabajo futuro en España, para 2030, el 65% del empleo que se creará, estará destinado principalmente a profesionales con cualificaciones medias (Formación Profesional de grado medio), mientras que el 35% será para Formación Profesional de grado superior y las personas con estudios universitarios. Aún a 10 años de esta realidad, nos encontramos además con un problema, y es que el nivel de escolarización en los estudios medios, está muy por debajo de la media europea, encontrándonos entonces con dos posibles escenarios: la ausencia de profesionales que cubran los puestos, o el fenómeno de la sobrecualificación, teniendo que cubrir esos futuros empleos personas que tengan en su haber titulaciones superiores.
Además de las oportunidades laborales que la Formación Profesional va a brindar a los y las jóvenes del futuro, también abre una puerta a la situación del rural. Gran parte de las profesiones que se estudian a través de estos itinerarios, están íntimamente relacionadas con los oficios más tradicionales y la realidad que viven los pueblos, como pueden ser las especialidades agrarias, de energía, de industrias alimentarias o extractivas, medioambientales e incluso las de artesanía. Estudios de este tipo permiten la pervivencia de la tradición y sus oficios, a la vez que mantienen la cultura y la vida de los pueblos. Los y las jóvenes rurales son depositarios del conocimiento y técnicas de esas tradiciones, pero, muchas veces, pierden el interés en dichos oficios por el estado de decadencia, falta de viabilidad económica o dureza de los mismos. Sin embargo, una formación práctica y actualizada de manos de una generación más formada, podría dar un vuelco a los modelos de negocio familiares o incluso iniciar proyectos nuevos, más sostenibles tanto en un aspecto medioambiental como financiero.
Esta es sólo una de las razones por las que el tándem Formación Profesional y ruralidad, tiene que comenzar a adquirir más peso en la agenda política y educativa, pero, ¿qué más se pueden aportar la una a la otra?
Formación Profesional y ruralidad: una alianza necesaria
Mientras que las universidades se encuentran principalmente en las grandes ciudades, la F.P. es un itinerario formativo mucho más cercano, con presencia por lo general en todas las comarcas rurales españolas, por lo que los y las jóvenes pueden desarrollar una profesión sin tener que marcharse de su municipio.
La F.P. ofrece un itinerario formativo mucho más práctico, más pegado al terreno y a las necesidades del entorno. Añadiendo ahora además la F.P. Dual (itinerario en el que se comparte la enseñanza entre el centro educativo y el propio centro de trabajo), el profesional de F.P. sale mucho más preparado para enfrentarse al mundo laboral y adaptarse a él.
Si por algo se caracteriza el rural español desgraciadamente es el nivel de renta mucho menor que en la ciudad. Esto hace que los y las jóvenes rurales tengan menos posibilidades de estudiar carreras universitarias que pueden llegar a tener precios de matrícula y gastos desorbitados. La F.P. se caracteriza por su gratuidad en los centros concertados, haciéndose accesible a todas las personas.
La formación tendrá más valor si se encuentra donde el conocimiento esté. No me refiero al conocimiento formal solo, sino también al material, al tradicional. Podemos considerar la F.P. como una herramienta de creación, conservación o ampliación de gremios, industrias o clusters que son eminentemente de tradición rural, y podrían diferenciar este entorno y explotar una infinidad de oportunidades aún sin explorar de nuestras localidades.
La Formación Profesional está tardando en tomar el lugar que se merece en nuestro país, y aunque poco a poco se está otorgando valor a este itinerario, aún queda un largo camino que recorrer. Es necesario trabajar más aún las posibilidades que la F.P. puede dar al mercado laboral y, más concretamente, a los pueblos.
Una F.P. con mayor apoyo, que consiga adaptarse a las necesidades de los entornos rurales y aporte las soluciones que se merecen, conseguirá generaciones de profesionales preparados para enfrentarse a los problemas presentes y prevenir los que vengan en el futuro. Además, ayudará a evaluar las opciones reales de empleo y desarrollo de las comarcas rurales al detectar las necesidades no cubiertas de las mismas e incluso crear proyectos que pongan en valor nuestros pueblos.