Han pasado 50 años desde que en España se instalara la red de Escuelas Familiares Agrarias (EFA), unos centros de Formación Profesional dedicados a la promoción del medio rural, en estrecha colaboración con familias y empresas

 

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La formación que ofrecen las EFA se distingue por su carácter dual, en alternancia entre el centro y las empresas.

 

Han pasado 50 años desde que en España se instalara la red de Escuelas Familiares Agrarias (EFA) (EFA), unos centros de Formación Profesional dedicados a la promoción del medio rural. Bajo la inspiración de San Josemaría Escrivá, con el paso de los años las EFA han crecido y actualmente están presentes en siete comunidades autónomas (Madrid, Castilla-La Mancha, Aragón, Galicia, Andalucía, Extremadura y Comunidad Valenciana), a través de un total de 26 centros formativos. Esta evolución ha permitido que en el curso académico 2017-18 alrededor de 4.500 alumnos se formen en sus aulas, con la ayuda del personal de la organización, que asciende a 450 personas.

La formación que ofrecen las EFA “se encuentra acorde con las necesidades de las empresas actuales y el mercado laboral”, según argumenta la organización. Prueba de ello es el giro que ha experimentado la idea original con la que las EFA nacieron. Esta consistía, a juicio de Pedro Barahona, director técnico de las escuelas de Castilla-La Mancha y Madrid “en crear iniciativas de formación agraria en el medio rural, donde menos oportunidades tiene la gente, sin necesidad de irse a la ciudad”. Por el contrario, el foco de la Educación se pone también en otros colectivos, como el de las personas mayores. De ahí, explica este experto, que se trabaje “el tema de atención sociosanitaria y cuidados de enfermería, que es lo que se necesita para trabajar con ellos”.

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En el curso 2017-18, las EFA cuentan con unos 4.500 alumnos

 

Aunque algunas EFA imparten ESO y Bachillerato de Humanidades, Ciencias Sociales y Tecnología, la oferta educativa está compuesta, fundamentalmente, por cursos de Formación Profesional Básica, Grado Medio y Superior. Las familias educativas a las que se puede acceder son diversas y van desde Hostelería y el Turismo, hasta Administración y gestión, pasando por Transporte y mantenimiento, Industrias Agroalimentarias, Agraria, Informática, Imagen Personal, Actividades físicas y deportivas, Comercio y marketing, Informática y comunicaciones, Sanidad y Servicios socioculturales y a la comunidad.

Esta formación se distingue por su carácter dual. Un método, explica Barahona, que se denomina “de alternancia educativa” y que consiste en que “la formación no se imparte únicamente en el centro, sino también en el medio de vida de los alumnos”. La forma de actuar es heredera de la metodología francesa donde se originaron las EFA y está basada, actualmente, en un sistema de colaboración con empresas en el que cada trimestre los alumnos pasan tres semanas aplicando los conocimientos que han adquirido en las aulas.

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La formación que ofrecen las EFAS es “acorde con las necesidades de las empresas actuales”

 

Entre las ventajas que esta iniciativa presenta, desde las EFA destacan su “adaptabilidad a la realidad del medio rural en España”. Esa realidad, recalca Barahona, “es que el 99% de las empresas son pymes”. En este sentido, reconoce la receptibilidad que presentan estos negocios cuando se les ofrece acoger a un estudiante en sus instalaciones. De hecho, solo en la comunidad de Castilla-La Mancha existen convenios con entre 800 y 900 empresas. “En el conjunto de España estamos colaborando con unas 4.000 empresas”, recalca.

Desde las EFA hacen hincapié en la importancia que debería tener la Formación Profesional en España, ya que se trata, según sus cálculos, “de la enseñanza con mayor índice de inserción”. En concreto, su experiencia ha demostrado que entre el 70% y el 80% de los alumnos que cursan su formación “salen con trabajo”. El motivo de ello, asegura Barahona, es el conocimiento del perfil del alumnado con el que cuentan las empresas, lo que facilita que “cuando el empresario tiene necesidades de contratación se acuerde de ellos”.

Por último, pone de relieve la falta de profesionales con este perfil que se registra en España. Así, asegura que las empresas “tienen dificultades para encontrar perfiles técnicos de Formación Profesional”, lo que les obliga a contratar para determinados trabajos a universitarios con menor rango de especialización, ya que se trata de funciones “que desempeñarían mejor personas formadas en Formación Profesional”.

Por Teresa Álvarez: enlace al artículo original